Esta imagen está tomando fuerte presencia en la redes sociales por su alta dosis e impacto sobre una realidad que aún no superamos: niños que no asisten a la escuela.
Según el INEGI en el Censo de Población del 2010 de los 19.8 millones de niños entre los 6 a 14 años que habían, únicamente el 5.76% no asistía a la escuela, es decir alrededor de 1.1 millones de niños mexicanos, esto a pesar de que en la Convención sobre los Derechos de los Niños, ratificada por nuestro país en 1990, se establece en diversos artículos que el niño debe tener acceso a información de diversas fuentes que le permitan estimular su desarrollo personal a fin de que pueda tener una vida independiente en sociedad.
Más aún, en nuestra casi no reformada Constitución federal se lee en el artículo tercero -sí, ese que te aprendiste por obligación en la primaria junto con el 27 y el 123- que todo individuo tiene derecho a recibir educación del Estado, incluso a nivel superior.
En fin, la imagen de este niño puede tener varias interpretaciones o motivos, uno de los más probables es que este menor sea uno de los chicos que desde desde pequeño salen a la calle, con o sin el consentimiento de sus padres, pero están ahí siendo “un elemento más del paisaje”.
La imagen me hace recordar a Calle 13 sin ánimos chairos acompañando a la difunta Mercedes Sosa…
Comunicólogo de profesión. Chilango por nacimiento, yucateco por adopción y convencimiento. Interesado en temas sociales, justicia, derechos humanos, tendencias, moda, comida, música, arte y culturas. La política me apasiona y las rarezas me hacen perder la cabeza. Creo en el fin de mundo y espero el colapso zombie.
You may also like
-
Segunda cerveza colaborativa hecha por integrantes de la comunidad LGBTIQA+
-
“¿Puedes verme?” y el Teatro Helénico ofrecen funciones relajadas para recibir a personas con autismo
-
Una celebración por la diversidad: 28 edición del Festival MIX México
-
Un actor malo: la agresión sistemática que no sabemos (queremos) reconocer
-
Casa Ronin cumple un año más alejándonos del estrés de la ciudad