Vengadores: La era de Ultron; más de todo, excepto sensibilidad

El problema con las segundas partes y el anuncio temprano de que es eslabón en una serie de episodios que llegarán a un gran final es que no suelen funcionar más que como punto de enlace entre un comienzo y su desenlace. Son pocas las continuaciones que logran ser algo más que su predecesora.

Avengers: La era de Ultron tiene muchas similitudes con su punto de origen, pero son más notorias sus diferencias.

No nos hagamos tontos, es una cinta de superhéroes y como tal tiene el formato antiquísimo de héroe encuentra conflicto, sufre, piensa, ejecuta y vence. Vengadores: La era de Ultron es más libre que el primer ensamble de los míticos personajes del universo Marvel que vimos en la pantalla grande. Y tiene más batallas, más secuencias de acción, más chistes, pero menos pasión.

No es un esperpento, hay situaciones que nos dejaron, como fans del universo de los cómics que somos -algunos-, muy complacidos. Las referencias son múltiples, incluso, para los entendidos de hueso colorado, repetir la sesión en la sala de cine es obligada para encontrar todos los detalles que se pudieron escapar en un primer vistazo. Sin embargo, tiene el conflicto de estás cintas que operan de modo coral: el balance.

Y es que hay mucho por desarrollar cuando se trata de héroes que han vivido situaciones muy complejas y miles de eventos en el mundo de la historieta. Es verdad, Joss Whedon es más libre pues no tiene que introducir a nadie (a algunos pocos nada más). El universo cinematográfico de Marvel se ha diseñado de manera que eso de que “cualquiera puede ver la segunda parte sin ver la primera y lo va a entender” no existe, porque de lo que se trata es de consumir.

Atrás quedaron las historias de superhéroes que buscaban que el espectador se alucine con el puro traje del salvador en cuestión. Los fans exigen historias de calidad y La era de Ultron cumple a medias con dicha solicitud porque es un filme que funciona como enlace y es ahí donde se sacrifica sustancia para alargar la historia -o la venta, como prefiera verse-.

Whedon optó por darle mayor exposición a personajes que descuidó en su primer ensamble de superhéroes, por eso la historia más inclinada al mundo de Ojo de Halcón o la Viuda Negra. La era de Ultron tiene momentos realmente valiosos, sobre todo estos regresos al pasado de algunos héroes cuando se encuentran bajo control mental o Ultron, quien como villano es, por mucho, lo más interesante.

James Spader demuestra el nivel de actor que es al dotar a Ultron de una personalidad mesiánica macabra. Esa inteligencia artificial que busca deshacerse de los superhéroes es sardónico. Un tanto torpe para ser una superinteligencia (se supone que es un portento tecnológico ¿por qué tanto rollo para ejecutar sus planes de destrucción?), pero esta altanería de quien ve a los demás por debajo es su principal gracia y a la postre pecado -para que embone con esta actitud de sentirse un dios-.

Hay tres momentos muy marcados en la estructura de La era de Ultron: un comienzo en donde el director intenta establecer de qué va esta nueva entrega, con la relación cercana entre Viuda Negra y Hulk, Stark haciendo el gran invento que va a fastidiar a todos y las intenciones de los villanos.

Un segundo que fluye con soltura y es, a mi parecer lo mejor de la cinta, en donde los héroes enfrentan sus derrotas personales y se convierten en tipos con problemas del ser común pese a sus súper poderes o cualidades extraordinarias. Sus dones no evitan que sus miedos y demonios los dominen y orillen a cometer equivocaciones.

El tercer momento es el más polémico de todos. Y es controversial porque hay una resolución en toda regla con mucho efecto especial y explosiones por doquier, pero son también los minutos en los que aparecen las pistas o elementos que habrán de unir a La era de Ultron con el resto de los productos fílmicos Marvel por venir.

No hay spoilers aquí, al menos, nada que los estudios no haya anunciado desde hace un año: las gemas del infinito, Wakanda y Ulises Claw, el edificio de Los nuevos vengadores, es más, hasta un posible guiño a Planeta Hulk, están presentes para satisfacer a los fans, hacer albergar esperanzas a los que no están tan empapados de las historietas, pero, no dejan de ser como el estante en donde ponen al muñeco en venta: hay que ponerle foquitos para que resalte, se antoje y lo compren.

La era de Ultron se aleja de Los Vengadores sobre todo en sensibilidad. Porque la primera tuvo el factor sorpresa de aliado; la segunda define la estructura de los filmes Marvel, un formato que habrá que vencer para no agotar la fórmula a lo tonto. En lugar de tratar de hacer a estos super tipos más unidos, los lanzaron a soltar gracias y usar sus privilegios como mejor saben. De nuevo, el coro no ejecuta con maestría porque no todos cantan en el mismo tono, aunque el intento es divertido y sí, por qué no, espectacular.

La era de Ultron es la meticulosa estampa del blockbuster moderno: intenta ser un filme de trancazo mucho más inteligente que el promedio de productos que salen de Hollywood, pero su principal oferta es ser entretenido y dejar con ganas de más a una legión de fans. Lo que venga detrás es ganancia.

Avengers: Age of Ultron (2015)

Dirección y guión: Joss Whedon.
Protagonistas: Robert Downey Jr., Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Jeremy Renner, James Spader, Mark Ruffalo,Chris Evans, Samuel L. Jackson, Aaron Taylor-Johnson, Elizabeth Olsen.
Edición: Jeffrey Ford, Lisa Lassek.
Fotografía: Ben Davis.

Texto publicado en Azteca Noticias: http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/entretenimiento/219794/vengadores-la-era-de-ultron-y-una-epica-mucho-mas-humana

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.