Cuerpo y alma, coraza y esencia. Todavía más general: forma y fondo. “Vigilante del futuro” debería de haber abordado las interrogantes planteadas en el manga de Shirow Masamune, pero no, bajo el pretexto de ser una obra completamente nueva se aleja del contenido filosófico del trabajo del que se basa para explotar el lado visual.
De entrada, Rupert Sanders establece que la dinámica con la audiencia será la del director que debe explicar todo pues, aparentemente, el público no está capacitado para razonar lo que ve y lo que se le presenta. Así, desde los primeros minutos vemos que lo que se considera un enigma tendrá que ser revelado por las voces de los protagonistas y no por lo que se vea en pantalla. Porque el tiempo es oro y la producción decidió ocuparlo en lo que revista al filme en su forma.
Tristemente para “Vigilante del futuro”, otras cintas llegaron antes para abordar la condición humana de un modo similar al que se plantea. El espectador no se tiene la culpa de que otros productos como “Matrix” hayan tomado “prestado” la estética y argumento de “Ghost in the Shell” de la obra de 1995 de Mamoru Oshii. Tampoco Sanders y compañía son responsables.
Pero está claro que la idea era generar un producto ligero, muy ligero, que dejara la densidad del manga detrás para hacer una pieza disfrutable para el gran público. Y sí que lo logra.
El personaje de Scarlet Johansson va poco a poco cuestionándose sobre su alma, en medio de tanta degradación, artificio y compañeros que ven el lado bueno del mundo oscuro en el que viven, disfrutando de las prótesis que obtienen para dejar de ser simples humanos a algo “mejorado”. Ella, prácticamente un robot, se encuentra diferente y trata de entender su papel en un mundo donde la mayoría aspira a ser así.
La ambientación y los colores logran lo que no consigue Sanders en diálogos. Más allá de las invenciones o intenciones de mostrar las grandes ciudades sombrías y carentes a alegría, las urbes en donde se desarrolla la historia no se ven tan lejanas a lo que ocurre en las megalópolis del mundo, tan así que los tintes rosas y cálidos, tienen que ser producidos artificialmente por luces neón.
Mención honorífica sin duda para Takeshi Kitano, un hombre que ha abordado desde distintos ámbitos lo que representa el alma: como director, poeta, pintor, y desde luego, actor. Aquí es un líder que parece no hacer mucho pero que en su momento demuestra con acciones lo que significa estar al mando.
Mismo caso para el tratamiento del personaje de Pilou Asbaek: un hombre que simpatiza con los perros y es leal ante una forma de existencia que desconoce pero que no le resulta extraña.
“Vigilante del futuro” es la clásica cinta de balazos, ambientada en el futuro con una estética ciber punk que parecerá novedosa para los menos entendidos. Quienes están acostumbrados a lo que el subgénero ofrece verán “Ghost in the shell” como una cinta pálida y con poca “alma” por ofrecer. Sin embargo, está más que cantado: ellos no son el público meta.
Quizás, así como Mayor Mira Killian (Johansson) va replanteando su existencia poco a poco tras un momento de reflexión, igual cierto público se interese en este tipo de productos y vaya adentrándose en historias que se planteen, en serio, de qué va esto de vivir.
Ghost in the shell (2017)
Director: Ruperts Sanders.
Guión: Jamie Moss, William Wheeler, Ehren Kruger.
Reparto: Scarlett Johansson, Pilou Asbaek, Takeshi Kitano, Juliette Binoche, Michael Pitt.
Fotografía: Jess Hall.
Edición: Billy Rich, Neil Smith.
*Imágenes tomadas del sitio oficial de “Ghost in the shell”.